Por Carlos Velástegui J.

Hoy quiero abordar un tema que nos afecta a todos en el ámbito empresarial: el cumplimiento de las normativas y exigencias legales en nuestro país. Es crucial destacar que, en los últimos tiempos, se han implementado una serie de requerimientos por parte de los entes de control como son Ministerio del Trabajo (MDT), Ministerio de Salud Pública (MSP), entre otros; mismos que buscan promover un bienestar integral en las organizaciones y de donde recientemente se busca el impulso y fomento de la equidad e igualdad en todas aquellas empresas que cuenten con más de 50 trabajadores. Este plan, que trasciende la mera exigencia legal, representa un compromiso profundo con la equidad de género y la erradicación de la discriminación en el ámbito laboral, aspectos fundamentales para la construcción de una sociedad más justa, inclusiva y democrática. Es una oportunidad para replantear y transformar nuestras prácticas empresariales, adoptando políticas y medidas concretas que garanticen la igualdad de oportunidades, la no discriminación y la equidad salarial en todos los niveles jerárquicos y áreas de trabajo.

Recientemente, se ha comunicado por parte del MDT sobre una extensión del plazo para la presentación del "Plan de Equidad e Igualdad" hasta el 31 de julio. Este ajuste se debe, en términos simples, a la complejidad y falta de claridad en los procedimientos, lo que refleja la necesidad de mejorar la comunicación y la asistencia en dichos procesos.

Por otro lado, la seguridad y salud de nuestros trabajadores constituye un pilar fundamental de la responsabilidad social empresarial y el desarrollo sostenible. La prevención de riesgos laborales no solo protege la integridad física y mental de nuestros colaboradores, sino que también contribuye a mejorar la productividad, reducir costos asociados a accidentes y enfermedades laborales, y fortalecer la reputación y la imagen de la empresa ante la sociedad y los clientes.

Promover una cultura de seguridad y salud ocupacional implica no solo cumplir con las regulaciones y normativas vigentes, sino también adoptar un enfoque proactivo y preventivo que identifique y mitigue los riesgos laborales, promueva la participación y el compromiso de los trabajadores, y fomente una cultura de prevención y cuidado mutuo en el lugar de trabajo. Es importante que las empresas inviertan en la formación y capacitación de sus trabajadores en materia de seguridad y salud ocupacional, proporcionándoles las herramientas y los conocimientos necesarios para proteger su integridad y bienestar.

En base a todo lo ya mencionado, son varios los cuerpos normativos vigentes en Ecuador en materia de Seguridad, Salud y Ambiente y también son diversos los criterios que cada organismo de control maneja (Ministerio del Trabajo, Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, Ministerio de Salud Pública, Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, etc.), lo cual realmente resulta en cierto punto “frustrante”, ya que aquellos profesionales como yo, que nos hemos formado, especializado y cada día nos esforzamos por aprender (y desaprender), así como también promover esas prácticas proactivas y preventivas, nos hemos convertido en meros procesadores de normas y cumplidores documentales ante estos organismos de control.

Miren, junto con nuestro equipo hemos tenido el gusto de apoyar a más de 300 empresas de todo tipo y tamaño en todos esos cumplimientos y si bien llevamos con orgullo nuestra profesión y la defendemos con mucha pasión, sabemos que las cosas a nivel de control pueden mejorar, haciendo alusión a la mencionada mejora continua. Para ello es esencial reconocer la importancia de estas normativas y su papel en la protección de los derechos laborales y en la promoción de un entorno laboral justo y equitativo. Como profesionales dedicados a la gestión empresarial, comprendemos la relevancia de cumplir con estas regulaciones para garantizar el bienestar de nuestros trabajadores y el desarrollo sostenible de nuestras organizaciones.

Sin embargo, es legítimo cuestionar la forma en que se imponen estas normativas. La falta de claridad, la ambigüedad y la falta de difusión generan desafíos significativos para aquellos que estamos comprometidos con el cumplimiento de las leyes. Es fundamental que las autoridades competentes trabajen en mejorar la comunicación y la accesibilidad de la información, brindando orientación y apoyo a las empresas en este proceso.

Además, quiero dejarlo claro, no estoy en desacuerdo con las normas y exigencias, porque entiendo el rol del estado y sus instituciones como mecanismos de supervisión y control. Más allá de eso, es imperativo revisar y actualizar las normativas ya vigentes para adaptarlas a la realidad actual. Resulta desconcertante encontrarnos con regulaciones que datan de ya varias décadas pasadas, como el caso del Acuerdo Ministerial 1404 (1978) o el Decreto Ejecutivo 2393 (1986), que aún se aplican sin tener en cuenta los cambios y avances en el entorno empresarial y laboral.

En este sentido, abogo por un enfoque más colaborativo y participativo en la elaboración y revisión de las normativas. Es fundamental que se establezca un diálogo constructivo entre las autoridades gubernamentales, los representantes empresariales y los trabajadores, con el objetivo de desarrollar regulaciones que sean efectivas, realistas y coherentes con las necesidades y desafíos actuales.

Es esencial reconocer los esfuerzos realizados por las empresas y los profesionales de la gestión empresarial para cumplir con las exigencias legales. Sin embargo, también debemos ser conscientes de las limitaciones y desafíos que enfrentamos en este proceso.

En conclusión, insto a promover un diálogo abierto y constructivo entre todos los actores involucrados en el ámbito empresarial y gubernamental. Es momento de trabajar juntos para desarrollar soluciones que impulsen el crecimiento y la prosperidad de nuestro país, en un marco de respeto, colaboración y entendimiento mutuo.

Albert Einstein ya lo dijo hace mucho tiempo “no hay peor signo de locura que hacer lo mismo una y otra vez, esperando que los resultados cambien”. Podemos (y debemos) apoyar al sector empresarial, a los trabajadores y que mejor forma que hacerlo dialogando. La ciencia y la experiencia deben primar para evitar que se siga repitiendo este patrón de rechazo en la sociedad y por favor: hagamos las cosas diferentes. Actuemos, pero hagámoslo ya.

Gracias.

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