Por Francisco Cobo

Si un trabajo no es remunerado, entonces sería esclavitud, de ahí que todas las naciones civilizadas de nuestro mundo indican que todo trabajo o labor tiene que ser remunerado.

Desde la antigüedad, en civilizaciones como el antiguo Egipto ese pago al trabajador se hacía con especies, es decir, a través de insumos como granos, tejidos, herramientas y otros bienes que eran indispensables para vivir. Esto ha ido evolucionando con el tiempo, desde la creación de la moneda en civilizaciones como Grecia y Roma hasta el uso del sistema bancario y tecnologías que optimizan procesos de pago.

La industrialización obligó tanto a los estados como a las empresas a realizar ya un control sobre los pagos a los trabajadores. Es así como nació los esquemas de control de pago laboral que hoy conocemos como NÓMINA de TRABAJADORES y ROLES DE PAGO. En un inicio, estos controles se realizaron de forma manual con pagos semanales en efectivo y han venido evolucionando, gracias al sistema financiero, a que estos pagos se puedan realizar en cheques y ahora mediante transferencias electrónicas. , fue evolucionando con el desarrollo de la banca para el pago en cheques que dio seguridad y mayor control de los pagos.

De forma simultánea, los gobiernos aplicaron normativas en cuanto a las jornadas máximas tanto en horas diarias como días semanales. El tiempo que excede esas jornadas ya eran considerados sobretiempos con los respectivos pagos de horas extras. De igual forma, se crearon beneficios adicionales que son bonificaciones adicionales al salario que debían ser pagados obligatoriamente. Dentro de esos beneficios sociales está la Seguridad Social, que protege al trabajador y su familia mediante prestaciones como cobertura de enfermedad o de fallecimiento del trabajador. Para poder mantener estas prestaciones, se crearon aportaciones tanto patronales como personales y así nacen las deducciones de ley para el trabajador así como la tributación por ingresos o rentas bajo relación de dependencia. En la actualidad, esta estructura de beneficios y aportaciones es regulada por varios cuerpos legales como el Código de Trabajo, Código de Seguridad Social y Ley de Régimen Tributario Interno.

Para facilitar y agilizar estos procesos de pago al personal, en la última década del siglo 20, se desarrollaron programas informáticos que automatizan los roles de pago. Estos programas mantenían bases de datos con la información de trabajadores y sus remuneraciones. En Ecuador también calculaban beneficios adicionales como el bono navideño que en Ecuador se lo conoce como décimo tercer sueldo, el bono escolar que lo conocemos como décimo cuarto, y otras compensaciones que con la dolarización del país fueron eliminadas e incorporadas al sueldo básico del trabajador.

En la década pasada, el desarrollo del internet, las páginas web y las aplicaciones especializadas, consiguieron que estos procesos de pago sean ágiles, precisos y totalmente digitales. A su vez, la idea del software instalado de forma fija en un computador o servidor fue reemplazado por el uso de plataformas en espacios digitales o “nubes” que brindan seguridad y cobertura a escala global. Todos estos avances permitieron que el colaborador vea su rol de pagos a detalle y de forma inmediata a través de plataformas web e incluso a través de aplicaciones en su teléfono celular, asegurando que el trabajador devengue su remuneración sin retrasos. Otra ventaja conseguida con estas herramientas para el trabajador es que ahora puede solicitar, reportar y consultar oportunamente sus sobretiempos, permisos, vacaciones y préstamos e incluso información referente a sus cargas familiares para procesos de tributación o el beneficio de utilidades. La relación empresa - colaborador mejora gracias a que el empleado o trabajador recibe oportuna y detalladamente su rol de pagos con claridad en cuanto a sus haberes y descuentos.

En sus inicios este tipo de procesos fueron llevados por el área contable de la empresa debido a sus tareas numéricas. Sin embargo, dentro del mundo de las finanzas empresariales, también empezaron las especializaciones. En la actualidad, el pago de nómina, cada vez involucra procesos más complejos, se necesitan cálculos de compensaciones variables, modificaciones en el cálculo del impuesto a la renta y un manejo correcto de las provisiones de los beneficios sociales. También hay que considerar los procesos de selección, evaluación y análisis de remuneraciones para poder responder con precisión y premura las auditorías de entidades de control como el Instituto de Seguridad Social y el Ministerio de Trabajo. A su vez, en muchas empresas hoy es indispensable contar con un departamento exclusivo para el control y bienestar del personal bajo el área de Recursos Humanos. De esta forma se deslinda el control de personal al área contable y lo maneja ya un área especializada en ello.

A finales de la década de 1980 y durante la década de 1990, la especialización de determinados procesos de Recursos Humanos así como Contables se empezaron a realizar fuera de la organización con empresas expertas en determinadas áreas: como tributarias, legales, laborales, etc. Esto fue el inicio del Outsourcing o Tercerización de Servicios como una forma reducir el tamaño o el número de trabajadores administrativos, optimizando y enfocando el tiempo y los recursos en el giro propio del negocio.

Dentro del área de Recursos Humanos, existen empresas especializadas en el manejo de Nómina y Roles de Pago las cuales aseguran una gestión apropiada de la información contable respaldada con las herramientas tecnológicas apropiadas. Esto permite acceder a una eficiente gestión, asesoría y dirección del personal dentro de un marco de confiabilidad, confidencialidad y profesionalismo. Con la Inteligencia Artificial se pueden realizar cálculos cada vez más rápidos y precisos, elaborando previsiones y proyecciones complejas, análisis multivariantes de los costos laborales e incluso modelos de decisiones en cuanto a esquemas de remuneración variable, reconocimientos no monetarios y predictivos de compromiso o desvinculación. El éxito de estas nuevas herramientas depende de las PERSONAS que diseñen e implementen estos nuevos sistemas de remuneraciones. Todavía los humanos no somos cien por ciento reemplazables. La persona hace al arte, no el arte a la persona.

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